Post original: Blanca Connelly
Alguna vez te has preguntado: ¿Soy perfeccionista? Existe mucha confusión sobre lo que es o no el perfeccionismo y los efectos que tienen las tendencias perfeccionistas en la salud mental. En este post aclaramos 5 errores comunes sobre lo que significa ser perfeccionista y cómo se manifiesta esta tendencia.

- Las personas perfeccionistas creen que son perfectas
Esta idea no podría estar más alejada de la realidad. Una persona perfeccionista busca la perfección, pero en realidad son personas que se sienten a menudo menos que otros, son inseguras y sienten miedo de no ser suficientes. Es habitual además que tengan dificultades para identificar, profesar y regular emociones difíciles o dolorosas. Su tendencia a la rigidez (cognitiva y de comportamiento) se relaciona con problemas de salud metal como: trastornos de ansiedad, trastornos de alimentación o baja autoestima.

2. Sólo existe un tipo de perfeccionismo
En realidad, existe mucha evidencia de que el perfeccionismo es multi-dimensional y toma diferentes formas. Los investigadores Hewitt y Flett, que desarrollaron el Multidimensional Perfectionism Scale (una herramienta ampliamente utilizada para medir rasgos perfeccionistas), identificaron tres tipos diferentes de perfeccionismo:
- Orientado a uno mismo: Uno debería ser perfecto en sus acciones, en sus pensamientos, en su apariencia, etc.
- Orientado a otros: Otros deberían ser perfectos en su manera de comportarse, de ser, de pensar, etc.
- Perfeccionismo impuesto socialmente: Este tipo de perfeccionismo tiene que ver con la creencia irracional de que la sociedad sólo te aceptará si eres perfecto.
Todos los tipos de perfeccionismo, aunque especialmente el tercer tipo, tienen un impacto negativo en el autoestima y la capacidad para tener una relación sana con uno mismo.
3. La perfección es una meta admirable y sana
Falso. La perfección es imposible e inexistente. La búsqueda de la perfección inevitablemente conlleva una sensación de fracaso y caos desde el momento que simplemente, rechaza la realidad. Las personas perfeccionistas esperan que su camino hacia una meta sea directa, carente de dificultades o fracasos. La idea de que existe la posibilidad de una vida llena sólo de emociones positivas y éxito es un camino directo al sufrimiento y la decepción.
4. El perfeccionismo se relaciona con tener éxito
Falso. La investigación sobre el tema no muestra que exista relación entre ser perfeccionista y tener mayores niveles de éxito (profesional, académico o personal). El psicólogo Tal Ben-Shahar, profesor de la clase más popular de la historia de la Universidad de Harvard, demostró con su trabajo que dos personas con niveles muy diferentes de perfeccionismo (uno sano y otro insano) pueden lograr una meta idéntica y tener el mismo nivel de ambición y motivación. La gran diferencia radica en cómo cada persona se dirige hacia su meta. En el caso del perfeccionista, si la expectativa irreal del camino directo y recto no se cumple, deben añadir al camino altos niveles de ansiedad y malestar.

5. Las personas perfeccionistas son ordenadas, organizadas y productivas
Aunque este puede ser el caso para determinados tipos de perfeccionistas, este rasgo se asocia también a problemas de productividad y el famoso hábito de procrastinar. Esto es así porque los perfeccionistas suelen ser personas con un estilo de pensamiento dicotómico que ven la realidad en términos de “todo o nada”, “blanco o negro”. Sabemos que el estilo de pensamiento dicotómico genera bloqueos cognitivos, que hacen difícil el aproximarse a una tarea a no ser que el éxito esté garantizado. En otras palabras: «si puede ser que no me salga bien, mejor no lo intento». Al intentar evitar la posibilidad de fallo, el perfeccionista está evitando la posibilidad de tener éxito en algo.
En resumen, las personas perfeccionistas no piensan que sean perfectas, el perfeccionismo no es una fortaleza y la perfección no es una meta alcanzable. En el equilibrio está la salud. Es posible tener ambición, ser trabajador/a, tener aspiraciones y buscar la mejora personal sin necesidad de ser perfeccionista. Quizás el mayor reto es quitar el velo dulcificador de esta forma de ver el mundo, de verse uno y de ver a los demás. Saber que no hay ganancia en negar la realidad: Lo perfecto no existe y la “mejoritis” es una enfermedad.
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